miércoles, 17 de septiembre de 2014

LA CAPACIDAD DE APRENDER LO ESPIRITUAL

LA CAPACIDAD DE APRENDER LO ESPIRITUAL
Últimamente se ha puesto de moda hablar de las inteligencias múltiples en el ámbito de la educación. Dentro de las diferentes inteligencias hay una que parece que sobresale: la inteligencia espiritual. La inteligencia espiritual es "la capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias" que tenemos todos los seres humanos.
Howard Gardner, en el año 1967, empezó a desarrollar una visión plural de la inteligencia. Gardner desarrolló su teoría de las inteligencias múltiples reconociendo diversas facetas de la cognición así como potenciales y estilos cognitivos en las personas. Las ocho inteligencias de Gardner son: inteligencia lógico-matemática, lingüística, musical, corporal, espacial, interpersonal, intrapersonal, naturalista.
La teoría de las inteligencias múltiples abrió el camino para seguir investigando acerca de la inteligencia. Posteriormente, Daniel Goleman nos sorprendería con su trabajo sobre la inteligencia emocional. Según Goleman, la inteligencia emocional es mejor para predecir el éxito futuro en la vida social y profesional de los estudiantes, ya que la inteligencia lógico-matemática no va más allá del éxito escolar. La inteligencia emocional se define como la capacidad de mantener la calma y dominar la impulsividad, la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.
Y finalmente apareció la teoría de la inteligencia espiritual. Pero aunque parece ser la más nueva y más de moda, también es la más antigua. Hay estudios que la enlazan con la visión que Buda tenia de las cosas. Para Buda existe una “capacidad” de comprender la realidad profunda para “conocer” lo que ocurre y porque ocurren las cosas, es la que nos ayuda a superar la ignorancia que es la base del sufrimiento y nos ayuda a alcanzar la verdadera felicidad. Pero el ejemplo más claro es el Apóstol Pablo de Tarso que en su Carta a los Colosenses afirma: “…no hemos dejado de orar por vosotros y de pedir a Dios que os haga conocer plenamente su voluntad, y que os dé toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual. Así podréis portaros como deben hacerlo los que pertenecen al Señor, haciendo siempre lo que le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y llegando a conocer mejor a Dios.” (Col. 1, 9-10). Esa sabiduría y entendimiento espiritual es la capacidad que Dios nos da a todos los seres humanos para vivir plenamente la fe transmitida por la “Palabra”. Capacidad que nos ayuda a entender el mensaje de Dios y nos impulsa a vivirlo. Capacidad que nos hace discernir el camino que nos lleva a la verdadera felicidad que nuestra alma ansía desde el nacimiento hasta la muerte.
En ese sentido la inteligencia espiritual se ocupa del sentido de trascendencia y de abrir la puerta a ella. Es la capacidad de ir más allá de lo material, transciende lo físico para llevarnos a la “contemplación”. La inteligencia espiritual es la única capacidad de dar sentido espiritual a la vida. Las otras inteligencias no pueden hacer esto. Hay quien afirma que es la capacidad de ayudarnos a relacionarnos con cierta armonía con todo lo que nos rodea ayudándonos a ser felices a pesar de las circunstancias. Es la inteligencia que nos permite afrontar y resolver todos los problemas de nuestra vida. Consideran que la inteligencia espiritual está en todo nuestro Ser, como una totalidad trabajando de manera armónica con la inteligencia racional y la inteligencia emocional.

Hay muchos estudios y estudiosos de la “inteligencia espiritual” pero todos coinciden en que las personas tenemos esta capacidad dentro de nosotros desde nuestro nacimiento pero que hay que “educarla” como el resto de inteligencias. Como cualquier capacidad hay que “trabajarla” para poder llevarla a su mayor provecho.
Necesitamos “educar” esta capacidad. Y, ¿cómo la educamos? Las pistas nos la ha dado ya San Pablo. En primer lugar con la “escucha” de la Palabra y la “acción” de las buenas obras. La capacidad de “escucha” se educa con la oración, la meditación, la vivencia de la liturgia, conocer y estudiar el mensaje de las escrituras, etc. y la capacidad de la “acción” desde la “caridad”.
Esta capacidad se está educando en el seno de la Iglesia desde hace siglos y en el seno de nuestra parroquia desde su creación. Los diferentes grupos de la parroquia han educado en la inteligencia espiritual a todos aquellos que hemos pasado por ellos. Un ejemplo de ello es la Escola d´Animació Sant Roc que en sus distintos cursillos y actividades que realiza también se centra en aprender y enseñar lo espiritual.
Finalmente quisiera recordar que no debemos olvidar que aprender lo espiritual nos ayudara a tener una capacidad fundamental para poder vivir.
Francisco Manuel Martínez López. Profesor del Área de Pedagogía en la Fe de la Escola d´Animació Sant Roc.